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Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí(A), 10 pues escrito está:

“A Sus Ángeles te encomendará para que te guarden(B)”,

11 y:

En las manos te llevarán,
Para que Tu pie no tropiece en piedra(C)”».

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